Miro mi estantería en busca de un mundo nuevo al que adentrarme, explorar, conocer y vivir en forma de libro.
Nunca me ha gustado dejar un libro a medias, pero en más de una ocasión lo he hecho, por el simple hecho de no alcanzar mi expectativas.
Situación similar, me ha ocurrido muchas veces en mi vida cotidiana y en varios ámbitos.
Siempre que empiezo algo, lo empiezo con ilusión, expectativas altas como tacones de un sábado noche y a seguir adelante, hasta que ciertas veces mis expectativas no se cumplían y tropezaba con esa jodida piedra montada en mis zapatos de tacón. Cuando eso ocurría, me levantaba, quitaba el polvo y seguía adelante, aunque me costara sostenerme sobre mis altos tacones rojos.
No es raro volverme a topar con esas mismas piedras, volver a caerme, y que llegue un momento en el que mis zapatos no aguanten más y se rompan, haciéndome cambiar de camino y con esto, de rumbo.
Porque a veces no basta solo con pasar página, en ocasiones la clave está en cambiar de libro, camino, objetivo o como sea que lo quieras llamar.
Me han llegado a gustar portadas de numerosos libros, pero es cierto eso de que las apariencias engañan, y no solo referido a personas, si no a que algunas veces tus sueños y expectativas dan tres mil vueltas a lo que la realidad te concede, y en ese momento surjen cuestiones como:
¿sigo con ello o me centro en otra cosa?
Odio decepcionarme, odio dejar las cosas a medias, y detesto aún más dejar las cosas a medias porque éstas me han decepcionado...
Finalmente, vuelvo a coger mi libro preferido reprimiendo mis ganas de conocer algo nuevo, pero sé que éste no me va a decepcionar.
Nunca me ha gustado dejar un libro a medias, pero en más de una ocasión lo he hecho, por el simple hecho de no alcanzar mi expectativas.
Situación similar, me ha ocurrido muchas veces en mi vida cotidiana y en varios ámbitos.
Siempre que empiezo algo, lo empiezo con ilusión, expectativas altas como tacones de un sábado noche y a seguir adelante, hasta que ciertas veces mis expectativas no se cumplían y tropezaba con esa jodida piedra montada en mis zapatos de tacón. Cuando eso ocurría, me levantaba, quitaba el polvo y seguía adelante, aunque me costara sostenerme sobre mis altos tacones rojos.
No es raro volverme a topar con esas mismas piedras, volver a caerme, y que llegue un momento en el que mis zapatos no aguanten más y se rompan, haciéndome cambiar de camino y con esto, de rumbo.
Porque a veces no basta solo con pasar página, en ocasiones la clave está en cambiar de libro, camino, objetivo o como sea que lo quieras llamar.
Me han llegado a gustar portadas de numerosos libros, pero es cierto eso de que las apariencias engañan, y no solo referido a personas, si no a que algunas veces tus sueños y expectativas dan tres mil vueltas a lo que la realidad te concede, y en ese momento surjen cuestiones como:
¿sigo con ello o me centro en otra cosa?
Odio decepcionarme, odio dejar las cosas a medias, y detesto aún más dejar las cosas a medias porque éstas me han decepcionado...
Finalmente, vuelvo a coger mi libro preferido reprimiendo mis ganas de conocer algo nuevo, pero sé que éste no me va a decepcionar.
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